Seguramente para aquellos que no hayan leído nada sobre este tema habrán dado un salto de la silla al ver el título de esta entrada. Vayamos por partes...
Para los que no estén muy enterados en el tema, Quetzalcoatl es uno de los dioses mesoamericanos más importantes, si no el más importante de esta cultura prehispánica. Y os preguntareis... ¿Qué relación puede haber entre esta deidad y un guerrero vikingo? Teniendo en cuenta que los vikingos fueron los primeros en llegar a América y seguramente tuvieron algún tipo de contacto con la civilización americana anterior a la colonización europea, puede haber una cierta relación muy remota que seguramente no llegó a ser más que disputas por el territorio o por el choque de civilizaciones.
Pues sobre este tema, la escritora y geógrafa canadiense Lucie Dufresne escribió una novela en francés, editada en su país en 2003, llamada "Quetzalcoatl. El hombre huracán", que unos años después llegó a España traducida a nuestro idioma. Vamos a leer la sinopsis del libro y poco a poco iremos entrando en materia.

Sinopsis
Ari es un joven vikingo apasionado por la navegación y la aventura.
Siendo hijo reconocido de Erick el Rojo, uno de los navegantes y conquistadores más importante de su época, decide embarcarse en una expedición hacia tierras extranjeras desobedeciendo los deseos de su madre de convertirlo en un gran adivino y mago. Ari conoce las tierras del hoy continente americano y su sed de conocimiento es cada vez más grande. Una pequeña expedición lleva por accidente al vikingo a las costas mexicanas.
Después de una fuerte tormenta que elimina a casi toda la tripulación del barco, Ari y Melkolf, un esclavo irlandés, son los únicos sobrevivientes. Los toltecas los encuentran en los restos del barco y al ver que tienen armas irrompibles capaces de cortar la cabeza de un hombre de un solo golpe, creen que están frente a mensajeros de Quetzalcóatl que traen un mensaje divino para el pueblo tolteca. Son llevados a Tecolutla donde los encierran esperando órdenes del rey.
Poco a poco los dos extranjeros aprenden palabras en náhuatl y comienzan a ganarse la confianza del pueblo, sobre todo de Huemac, el líder de los guerreros, quien permanecerá al lado de Quetzalcoatl hasta sus últimos días.
Hasta aquí todo correcto. Se trata de una novela y en este caso concreto, es una historia , a mi modo de ver, muy poco transladable a la realidad. Pero no deja de ser una novela.
La "polémica" - por llamarlo de alguna manera - radica en una entrevista que realizó la autora en el 2008 para agencia EFE de México. En ella, Dufresne dijo que esa novela histórica surgió de su tesis doctoral, en la que especuló sobre la posibilidad real y científica de que "el dios de la serpiente emplumada" fuera un vikingo.

Esta es una parte del contenido de dicha entrevista:
"Mi padre solía contarme cuando era niña que en México había un dios de barba roja", dijo la geógrafa, quien recordó su sorpresa cuando ya más mayor leyó los escritos del cronista Bernal Díaz del Castillo que daban la razón al cuento infantil de su padre.
Aquellas crónicas de la conquista de México narran como el último emperador azteca, Moctezuma, tuvo miedo de "la divinidad de Hernán Cortés" y le exigió que le enseñara su casco para verificar si era igual que el que describían sus archivos de Quetzalcoatl.
"Cuando leí eso para mí fue un choque grande, pues mi padre tenía razón; entonces decidí escribir la historia para ver hasta qué punto esa hipótesis era loca o plausible", señaló.
La novela cuenta la vida del primer vikingo que llegó a las costas del golfo de México, Ari, que tenía la barba roja y era hijo natural de Erik el Rojo, y cómo se convirtió en uno de los dioses más importantes de la mayoría de las culturas mesoamericanas, Quetzalcoatl, tras naufragar junto a Melkolf, un esclavo irlandés católico, y ser encontrado por los toltecas.
La obra describe su recorrido desde Groenlandia hasta México, sus primeros años como prisionero, su ascenso al trono, su consagración como "semidios", su destitución y exilio, y su recuperación del poder en otra civilización precolombina del área, la maya.
Transcurre en las ciudades (hoy sitios arqueológicos) de Tula, El Tajín y Chichen Itzá, entre otros.
Aunque el personaje de Ari es totalmente ficticio, Dufresne trabajó mucho la información que maneja en la novela y utilizó leyendas de las culturas prehispánicas, crónicas de los conquistadores españoles y datos arqueológicos.
Además, estudió la sociedad vikinga, sus barcos y sus sagas, que son como cuentos de genealogía, explicó.
También encontró semejanzas entre la cultura vikinga y las prehispánicas, como que ambas otorgan gran valor a los guerreros, a los comerciantes y al honor.
Además investigó las trayectorias de las corrientes marinas y los huracanes, y visitó en persona los lugares que menciona en la novela, procurando ser precisa con los paisajes e incluso con los olores.
Para la historia se basó en parte en los avatares de los españoles Gonzalo Guerrero y Jerónimo de Aguilar, conquistadores que tras un naufragio cayeron en manos de los mayas a principios del siglo XVI.
El primero de ellos se adaptó a la cultura y llegó a ser un gran jefe maya que murió luchando contra los conquistadores españoles.
El segundo, aunque aprendió la lengua maya, nunca se adaptó, fue rescatado por Hernán Cortés y luchó a su lado ejerciendo de traductor."
Dufresne habla de un casco que aparece en las crónicas de Díaz del Castillo. Es de justicia decir, que se trataba de un casco "vikingo" con los dichosos cuernos. Ahí lo dejo....
Debo decir que aún no he leído el libro de Dufresne y tampoco las crónicas de Bernal Díaz del Castillo. Por lo tanto tampoco no quiero dar mi opinión sobre el tema, menos sin tener suficiente conocimiento sobre ello. Tampoco es el cometido de esta entrada. Tan sólo quería compartirlo con vosotros y animaros a profundizar en el tema si os interesa.
También debo decir que Dufresne no es la única que se interesó por esta leyenda/mito o realidad histórica. Otros antropólogos, científicos y exploradores extranjeros también lo han hecho.
Como siempre, podéis comentar cualquier cosa sobre este tema justo debajo de la entrada. El debate siempre es importante. Y porqué no, puede haber algún lector del blog que tenga más información y la quiera compartir con nosotros.
Siendo hijo reconocido de Erick el Rojo, uno de los navegantes y conquistadores más importante de su época, decide embarcarse en una expedición hacia tierras extranjeras desobedeciendo los deseos de su madre de convertirlo en un gran adivino y mago. Ari conoce las tierras del hoy continente americano y su sed de conocimiento es cada vez más grande. Una pequeña expedición lleva por accidente al vikingo a las costas mexicanas.
Después de una fuerte tormenta que elimina a casi toda la tripulación del barco, Ari y Melkolf, un esclavo irlandés, son los únicos sobrevivientes. Los toltecas los encuentran en los restos del barco y al ver que tienen armas irrompibles capaces de cortar la cabeza de un hombre de un solo golpe, creen que están frente a mensajeros de Quetzalcóatl que traen un mensaje divino para el pueblo tolteca. Son llevados a Tecolutla donde los encierran esperando órdenes del rey.
Poco a poco los dos extranjeros aprenden palabras en náhuatl y comienzan a ganarse la confianza del pueblo, sobre todo de Huemac, el líder de los guerreros, quien permanecerá al lado de Quetzalcoatl hasta sus últimos días.
Hasta aquí todo correcto. Se trata de una novela y en este caso concreto, es una historia , a mi modo de ver, muy poco transladable a la realidad. Pero no deja de ser una novela.
La "polémica" - por llamarlo de alguna manera - radica en una entrevista que realizó la autora en el 2008 para agencia EFE de México. En ella, Dufresne dijo que esa novela histórica surgió de su tesis doctoral, en la que especuló sobre la posibilidad real y científica de que "el dios de la serpiente emplumada" fuera un vikingo.

Esta es una parte del contenido de dicha entrevista:
"Mi padre solía contarme cuando era niña que en México había un dios de barba roja", dijo la geógrafa, quien recordó su sorpresa cuando ya más mayor leyó los escritos del cronista Bernal Díaz del Castillo que daban la razón al cuento infantil de su padre.
Aquellas crónicas de la conquista de México narran como el último emperador azteca, Moctezuma, tuvo miedo de "la divinidad de Hernán Cortés" y le exigió que le enseñara su casco para verificar si era igual que el que describían sus archivos de Quetzalcoatl.
"Cuando leí eso para mí fue un choque grande, pues mi padre tenía razón; entonces decidí escribir la historia para ver hasta qué punto esa hipótesis era loca o plausible", señaló.
La novela cuenta la vida del primer vikingo que llegó a las costas del golfo de México, Ari, que tenía la barba roja y era hijo natural de Erik el Rojo, y cómo se convirtió en uno de los dioses más importantes de la mayoría de las culturas mesoamericanas, Quetzalcoatl, tras naufragar junto a Melkolf, un esclavo irlandés católico, y ser encontrado por los toltecas.
La obra describe su recorrido desde Groenlandia hasta México, sus primeros años como prisionero, su ascenso al trono, su consagración como "semidios", su destitución y exilio, y su recuperación del poder en otra civilización precolombina del área, la maya.
Transcurre en las ciudades (hoy sitios arqueológicos) de Tula, El Tajín y Chichen Itzá, entre otros.
Aunque el personaje de Ari es totalmente ficticio, Dufresne trabajó mucho la información que maneja en la novela y utilizó leyendas de las culturas prehispánicas, crónicas de los conquistadores españoles y datos arqueológicos.
Además, estudió la sociedad vikinga, sus barcos y sus sagas, que son como cuentos de genealogía, explicó.
También encontró semejanzas entre la cultura vikinga y las prehispánicas, como que ambas otorgan gran valor a los guerreros, a los comerciantes y al honor.
Además investigó las trayectorias de las corrientes marinas y los huracanes, y visitó en persona los lugares que menciona en la novela, procurando ser precisa con los paisajes e incluso con los olores.
Para la historia se basó en parte en los avatares de los españoles Gonzalo Guerrero y Jerónimo de Aguilar, conquistadores que tras un naufragio cayeron en manos de los mayas a principios del siglo XVI.
El primero de ellos se adaptó a la cultura y llegó a ser un gran jefe maya que murió luchando contra los conquistadores españoles.
El segundo, aunque aprendió la lengua maya, nunca se adaptó, fue rescatado por Hernán Cortés y luchó a su lado ejerciendo de traductor."
Dufresne habla de un casco que aparece en las crónicas de Díaz del Castillo. Es de justicia decir, que se trataba de un casco "vikingo" con los dichosos cuernos. Ahí lo dejo....
Debo decir que aún no he leído el libro de Dufresne y tampoco las crónicas de Bernal Díaz del Castillo. Por lo tanto tampoco no quiero dar mi opinión sobre el tema, menos sin tener suficiente conocimiento sobre ello. Tampoco es el cometido de esta entrada. Tan sólo quería compartirlo con vosotros y animaros a profundizar en el tema si os interesa.
También debo decir que Dufresne no es la única que se interesó por esta leyenda/mito o realidad histórica. Otros antropólogos, científicos y exploradores extranjeros también lo han hecho.
Como siempre, podéis comentar cualquier cosa sobre este tema justo debajo de la entrada. El debate siempre es importante. Y porqué no, puede haber algún lector del blog que tenga más información y la quiera compartir con nosotros.
Los cascos vikingos no tenían cuernos, eso es una invención posterior. Así que lo que dice Dufresne no se sustenta.
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